Cloud computing, o computación en la nube, es un término que refiere a la contratación de una serie de servicios digitales a través de la nube, es decir, de servidores remotos. Está íntimamente relacionado con el proceso de digitalización de las empresas, en el cual se pasa de un modelo analógico de trabajo a uno en el que los procesos como la facturación, el control de stock, la logística o la administración de la información, por ejemplo, están digitalizados.
La digitalización de las empresas es un proceso en auge en todo el mundo, sobre todo a partir de la pandemia de Covid-19, y se proyecta que tan solo en el año 2022 se invierta, globalmente, la suma de 1,8 mil millones de millones de dólares en digitalizar los procesos de las empresas 1https://www.statista.com/statistics/870924/worldwide-digital-transformation-market-size/.
Como consecuencia de esta tendencia, las empresas precisan cada vez más de servicios más amplios, estables y potentes para crear, administrar y distribuir grandes cantidades de información, tanto dentro de las mismas como dentro de sus respectivos entornos de operación. Aquí es donde entra en juego el cloud computing: al ser un espacio digital prácticamente ilimitado compuesto por una red gigantesca y creciente de servidores físicos distribuidos en todo el mundo, los servicios alojados en la nube tienen el potencial de ofrecer soluciones a la altura de los desafíos que plantean las nuevas tendencias organizacionales.
En otras palabras, a través de los servicios de cloud computing la información y los procesos digitalizados de una empresa se vuelven accesibles globalmente (ya que no están alojados en un servidor local, sino que están disponibles globalmente a través de internet), de forma segura, rápida y estable. La globalidad de la nube hace a la información que contiene prácticamente invulnerable a imprevistos, accidentes y catástrofes.
Otro aspecto positivo del cloud computing es que en este tipo de servicios se suele pagar únicamente por lo que se utiliza, reduciendo considerablemente los costos de instalación y operación que se tendrían, por ejemplo, si se trabajara con servidores locales.
Existen 6 clasificaciones de cloud computing:
Según el nivel de propiedad del servicio:
- Nube pública: es el tipo más común de cloud computing y refiere a la prestación de servicios alojados en servidores propiedad de los prestadores de los servicios, es decir, ajenos a la empresa, como es el caso de Amazon Web Services o Google Cloud. Este tipo de cloud computing es el más económico, si bien el cliente no tiene control sobre el entorno y, sobre todo, sobre la seguridad del mismo. Es ideal tanto para particulares, como para empresas medianas y pequeñas.
- Nube privada: es un tipo de cloud computing mucho más costoso y refiere, simplemente, a la implementación de los servicios típicos de una nube pública, pero en un entorno privado. En este caso, los servidores (la nube), junto con toda la infraestructura necesaria, son propiedad de la empresa en cuestión (o son rentados a terceros, pero con exclusividad de uso) y, por lo tanto, esta tiene control absoluto sobre su entorno y su seguridad. Es una solución adoptada, usualmente, por grandes empresas o instituciones.
- Nube hibrida: es un tipo de cloud computing en el que las empresas eligen utilizar la nube pública para ciertos procesos menos delicados, y la nube privada para procesos más importantes.
Según el tipo de servicio:
- Software como Servicio (SaaS): son aplicaciones o herramientas alojadas en la nube a las que se accede a través de internet, ofrecidas por un proveedor que se encarga del mantenimiento y la administración del servicio, siendo el ejemplo más simple una casilla de correo electrónico, como Gmail, de Google.
- Plataforma como Servicio (PaaS): en este caso, mientras que el proveedor del servicio se encarga de la infraestructura, es decir, del hardware, el cliente tiene mayor control sobre el software, lo que le permite desarrollar aplicaciones personalizadas según sus necesidades particulares.
- Infraestructura como Servicio (IaaS): como el nombre lo indica, en este tipo de cloud computing el cliente tiene control tanto sobre la infraestructura a nivel de operativo, como sobre las aplicaciones y la totalidad del software.